viernes, 12 de agosto de 2016

Ecuador 1: La sierra.

Nuevo destino y otra vez de vuelta a Sudamérica. Ecuador es un país pequeño y quizás no muy conocido para el turismo. Sin embargo, en la mitad de superficie que España tiene una inmensa variedad de ecosistemas, desde volcanes de más de 6000 m hasta la costa del Pacífico, pasando por la cuenca del Amazonas. Y por supuesto, las islas Galápagos.
El plan comenzaba en Quito, capital del país. La ciudad no es muy grande, menos de 2 millones, pero situada a más de 2800 m de altura, hay que tomarse algún día con calma al llegar.

Centro histórico de Quito

El primer día, y en contra de lo habitual nos fuimos de compras. La historia es que en un pueblo a dos horas de Quito se hace un mercadillo artesanal los sábados y todos nos lo habían recomendado. El pueblo se llama Otavalo y evidentemente compramos. Lo mejor, la variedad de gente, más de la montaña. Primera vez que escuchaba quechua. Y así un buen par de mantas que han terminado en Colmenar.





Como buena ciudad con pasado español, Quito está lleno de iglesias y conventos, con una gran plaza como centro.
En ésta plaza está el palacio de gobierno. Es visitable, y, como recuerdo te hacen una foto en el patio que te regalan a la salida. Un obsequio del señor Correa.

La plaza desde la terraza del Palacio de Gobierno.



Sin duda la iglesia más espectacular es la de la Compañía, es decir, los Jesuitas. En un estilo barroco super recargado que a  mi no me suele gustar, ésta iglesia es impresionante, tanto por fuera como, sobre todo, el dorado interior.


Todo el interior está decorado con molduras en pan de oro. La visión es completamente dorada.
Como en algunas otras ciudades, el centro de Quito es para turismo y negocios, así que no era fácil ni encontrar un sitio para desayunar el fin de semana. La próxima hay que buscar el hotel en otros barrios como Mariscal Sucre, más alejados pero con mucho más movimiento. El fin de semana tenía música en directo, etc mientras que en los alrededores de nuestro hotel con suerte te cruzabas con un gato.

Teatro callejero en la plaza grande.

Quito fue una importante ciudad del Imperio Español y, como los españoles no vamos a ningún sitio sin religión hay una iglesia de cada orden. Junto con la de los jesuitas de antes, quizás el más espectacular sea el convento de San Francisco.



Reconozco que el barroco no es el estilo que más me gusta, pero lo que se puede ver en Quito es impresionante. Si son capaces de conservar y restaurar lo que tienen puede ser de los mejores cascos históricos.


Convento de San Francisco
Desde la ciudad hay un teleférico que te sube hasta los 4.100 m de altura en las laderas del Pichincha, un volcán de 4.680 m. Merece la pena aunque sólo sea por las vistas a la ciudad.




Parece que decidieron que no había suficientes iglesias, así que a principio del S.XX empezaron, en estilo neogótico, la Basílica del Voto Nacional. Lo mejor es que te dejan subir por todas partes, incluyendo torre, tejados, debajo de las cubiertas... Para los curiosos muy interesante.


Y con muy buenas vistas del centro histórico, con el Panecillo al fondo.


El Panecillo un monte con una estatua que representa una virgen. Según los quiteños es la única virgen con alas del mundo. Es otro sitio para ver la ciudad y los alrededores. Recomiendan no subir andando.


Una de las zonas que parece que más están cuidando es lo que llaman La Ronda, una calle con edificaciones de la época virreinal.


El tema de la seguridad en Ecuador es un poco delicado. Cuando llegas al aeropuerto te ofrecen un "taxi seguro". Con una cámara enfocando a los pasajeros, otra al conductor, y un "botón del pánico" que al pulsarlo da la posición del taxi a la policía para que lo intercepten. No es muy tranquilizador. Nosotros no tuvimos ningún problema y la gente es, con sus diferencias entre la sierra y la costa, amable y servicial. Así como en Guayaquil sí nos advirtieron mucho de las zonas que se podía recorrer (Que no eran muchas, sobre todo de noche), Galápagos es quizás el sitio más seguro y tranquilo en el que hayamos estado. Así que con un poco de sentido común es perfectamente posible moverte a tu aire.

Catedral de Quito.
En Quito nos alquilamos un coche para recorrer el país. La idea era ir visitando varios lugares y terminar en Guayaquil para desde allí saltar a Galápagos.

La primera parada fue La Mitad del Mundo. Es el  punto donde en 1973 Charles Marie de la Condamine determinó que pasaba la línea del Ecuador. Latitud 0º 0´ 0´´. Ahora es un poco circo.

Pues sí, esa línea separa el hemisferio norte del sur.

 Nos quedamos con ganas de probar los diferentes giros del agua pero bueno, otro día me llevo una palangana.

Y desde aquí ya dejamos definitivamente Quito rumbo al volcán Cotopaxi, con 5897 m de altura. Llegamos un poco tarde y no pudimos llegar hasta el refugio pero aún así las vistas de la cumbre con los bloques de hielo es brutal. Y eso que las nubes no nos dejaron verlo más que por momentos.


Volcán Cotopaxi, durante la subida siempre cubierto, 
Y ya cuando estábamos decidiendo si darnos la vuelta porque se nos hacía tarde, las nubes se abrieron para dejar ver el campo de hielo y la cima. Nos quedamos a algo más de 4000 metros de altura.


Tirando de tele, cima del Cotopaxi.

A 4000 metros, hay un refugio a 4300 y desde ahí ya a pie.

Del Cotopaxi fuimos a dormir a Latacunga, un pueblo cercano para al día siguiente continuar hasta Baños.
Y aquí empiezan los cambios de paisaje y ecosistema ecuatoriano. Si hasta ahora era todo pradera de montaña, más tirando a seco, Baños es todo verde y agua. De hecho, es una de las entradas a la cuenca del Amazonas.

Río Pastaza. Éste agua terminará en el Atlántico con el Amazonas.

Pero también Baños es una espina del viaje a Ecuador. Resulta que la ciudad está al pie del volcán Tungurahua, que llevaba varios años en erupción. Y uno lleva años queriendo ver un volcán en erupción, lava incluida. Pero no fue posible. Por más que intentamos, la cima no se despejó en ningún momento. Eso sí, se le oía rugir y explotar. Suerte que la colada se iba al lado contrario de Baños, aunque ya había destruido el refugio de montaña y cortado varias carreteras. Hay que volver a probar suerte otra vez.

La manera más rápida para cruzar el río.

Que alegría da al paisaje el agua y el verde

Siguiendo el valle hacia Puyo se pueden ver varias cascadas como el Manto de la novia y la más grande, el Pailón del Diablo.



Por dentro de las cascadas hay pasarelas y cuevas para meterte detrás del agua. La fuerza del agua en caída era tan agobiante que no hicimos todo el camino.




Aún así terminamos como recién salidos de la ducha.

Pueblo de Río Verde
Y así de espectacular es la vista de Baños desde el puente de evacuación de la ciudad.


Antiguamente la ruta era por la carretera, que el Tungurahua ya se encargó de bloquear en otra erupción. Entonces decidieron construir un puente para salvar el barranco, en dirección contraria al volcán y seguir por una carretera montaña arriba, hacia el mirador de las antenas.


Vista de Baños desde el mirador de las antenas. El volcán es la montaña que se ve al fondo.

Lo que más nos sorprendía de los paisajes de Ecuador es el espacio. Las vistas de kilómetros de distancia, muchas veces sin nada construido.
Desde Baños hicimos el tramo más largo y pesado en coche. En medio nos tocó alguna zona de niebla sin casi visibilidad para llegar a Cuenca ya de noche. Y la verdad es que hay que acostumbrarse a conducir en Ecuador. Siguen la norma básica de que si tú crees que puedes hacer la maniobra, pues adelante.Así adelantan en curva, con niebla, coches, camiones... y al final todos hacemos lo mismo. Si el coche puede, tira.

Según los cuencanos (Que aquí se llaman así), Cuenca es la ciudad con mejor clima del país y parece que hay algo de pique respecto a qué ciudad tiene el mejor centro histórico.

Catedral nueva de Cuenca.
Y catedral Vieja

Para mí es más interesante Quito, aunque Cuenca también es Patrimonio de la Humanidad. Eso sí, para vivir, Cuenca sin ninguna duda. Mucho más pequeña es muy agradable para moverse.


¿Habéis oído hablar del sombrero panameño? Pues sorpresa, el famoso sombrero es cuencano, Es una planta que se cultiva en ésta zona y es el producto estrella de la ciudad. Parece que se empezó a exportar vía Panamá y luego se hizo famoso porque los trabajadores del canal lo usaban. (Además de algún presidente de los Estados Unidos).



Pero su relación con Panamá acaba aquí, Han intentado cultivar la fibra de la palma pero sin éxito. El resultado es un sombrero flexible que puedes doblar y meter en un bolsillo sin problema. Y así dos se vinieron para España.



Igual que la Cuenca española, la versión ecuatoriana también tiene las casas arracimadas sobre el río, en éste caso el Tomebamba.




Bajada al río.


Como muchas ciudades de Ecuador, Cuenca también tiene su mirador, en éste caso el mirador de Turi.

Cuenca desde el mirador de Turi.
Catedral nueva de Cuenca

Desde Cuenca, y ya camino de Guayaquil hicimos una parada en el Parque Nacional de Cajas. Son una serie de lagunas a 4300 metros de altitud en un paisaje de altiplano andino.



Tienen el acceso muy controlado, permitiendo sólo cierto número de personas por día y sendero. Cuando nosotros llegamos ya sólo quedaba un sendero libre. Y además el clima no acompañaba, frío y con niebla.


Así que dimos un paseito corto. Es muy bonito pero tiene pinta de ser mal sitio para perderse.







El Cajas está a 4300 metros de altura y Guayaquil al nivel del mar, pues bien, se tardan sólo dos horas de bajada continua por un paisaje verde intenso, rodeado de nubes húmedas que vienen del Pacífico.

Bajando a Guayaquil
 De nuevo unos valles inmensos, sin poder ver el fin. Siempre por una muy buena carretera y con casas de particulares que venden gasolina a los poco precavidos....

Y así llegamos a Guayaquil, en la desembocadura del río Guayas, ya en la costa del Pacífico. Pero ésto será para la segunda parte de Ecuador.

EXIF. Ecuador, agosto de 2014