viernes, 29 de abril de 2011

Perú

Ésta vez se ha hecho esperar pero aquí está algo del viaje de Perú de éste Marzo.
Hemos estado quizás en la zona menos turística. Ni Machu- Pichu ni Titicaca. Eso queda para otra vez.
Lima es una ciudad enorme, con un tráfico caótico.


Plaza San Martín
El centro está alrededor de dos grandes plazas, la de San Martín y la Plaza de Armas. En ésta última está la catedral y la casa de gobierno.

Catedral y Palacio
El tiempo en Lima es curioso. Amanece siempre medio nublado y cuando les preguntas si se espera lluvia la respuesta es "aquí nunca llueve, luego hay sol". Y ésto en verano, en invierno hay una especie de niebla húmeda llamada garúa que dicen está por días. Nosotros tuvimos buen tiempo, sin mucho calor.





La ciudad está sobre un acantilado de arena y piedra, mirando al océano pacífico. Una de las cosas que más te llama la atención cuando llegas son los omnipresentes carteles de "vía de evaciación en caso de tsunami" y "zona segura en caso de sismo". Hasta que te acostumbras resulta un poco preocupante.


Desde Lima salimos hacia el Norte. Clara tenía un amigo en Máncora (Cerca de la frontera con Ecuador) y aprovechamos para ir conociendo sitios de camino.
Y así llegamos a Trujillo. El nombre se lo puso su fundador Pizarro. Y no pensó demasiado: puso el mismo nombre de la ciudad dónde había nacido en Extremadura. (Por cierto, está enterrado en la catedral de Lima)
Es curioso la "impresión" que tienen de la época española. En Argentina siempre se habla de conquistadores, como algo externo al país. Aquí sin embargo dicen "en la época de la colonia". No sé, parece como que lo aceptan más como un periodo de su propia historia. (Algo así como el imperio Romano en España). Pero claro, esto era el virreinato de Perú, la joya de las posesiones españolas.
Trujillo es una ciudad con un centro totalmente colonial, con casas de colores alrededor de la Plaza de Armas.


Además, alrededor de Trujillo hay algunos de los mejores restos arqueológicos de Perú (Que no todo es Machu Pichu)
En las afueras de la propia ciudad está la Huaca del Arco iris o del Dragón. Es una pirámide de adobe usada como altar y con varios silos para grano. Toda decorado con figuras en el barro.



Un poco más lejos, siguiendo la carretera que lleva a Huanchaco se atraviesan los restos de la ciudad de Chan Chan. Construida alrededor del 1300 dc por los Chimús, fue la mayor ciudad precolombina de América con unos 60.000 habitantes. Hoy hay que usar mucho la imaginación. Entre los saqueos y las lluvias provocadas por el niño, los muros de adobe son sólo pequeños montículos. Hay un palacio restaurado dónde ver lo que llegó a ser.


Decoración de las paredes, con peces y las olas.

Y ya en la costa, el pueblo de Huanchaco. Tranquilo y con la playa llena de caballitos de totora para pasear a los turistas (Y me incluyo aunque la foto me la guardo). La única pena es que no cuidan mucho la playa.
Aun así, el último día en Trujillo repetimos.




Cerca de Chiclayo hay varios sitios interesantes y algunos museos que no se pueden saltar. Sólo un consejo: no hagáis como nosotros que fuimos y volvimos en el día a Trujillo, quedaros en Chiclayo.
Tucumé es un enorme recinto lleno de restos de huacas en medio de un paisaje de campos de arroz. En la actualidad no se ve mucho por la erosión de las pirámides. (Aquí todo montón de tierra es una excavación en potencia)



Y en Lambayeque está el museo de las Tumbas reales de Sipán. Tienen más control para entrar en el museo que en el Vaticano pero merece la pena. Es simplemente espectacular. Además está hecho con mucho gusto. Te van mostrando fotos de la tumba según fueron retirando las capas y los elementos restaurados al lado, con lo que vas viendo todo en el mismo orden que lo fueron descubriendo. El museo es muy bueno.
Y la historia de la excavación parece un guión de Indiana Jones con ladrones, policía y demás. No dejan hacer fotos (Poco les falta para hacerte entrar sin ropa) así que aquí va un enlace. 

Para el último día en Trjillo habíamos dejado las huacas del Sol y de la Luna. Otra sorpresa. 
La huaca del Sol es una inmensa pirámide medio derruida (Y aún así es enorme). Más pequeña es la Huaca de la Luna. Era el centro religioso de la ciudad moche que hubo entre ambas huacas. 
La huaca de la Luna son 5 templos superpuestos. Cuando un gobernante moría, tapaban el templo, ensanchaban la base de la pirámide y construían encima. Y así han llegado.


Pared del quinto templo (arriba) y del cuarto (Abajo)

Pero lo mejor está fuera. Y es la fachada. Varios pisos de frisos policromados con una rampa en un lateral. Es espectacular. Y es sólo la fachada del quinto templo. Debajo está la del cuarto (Que se ve en una grieta), y la del tercero, y la del segundo.... Les quedan años de excavaciones.






Y así, después de otras cuantas horas más en autobús (Y aquí ya había perdido la cuenta), amanecimos en Máncora. A la playa.


Dicen que son las mejores playas de Perú y la verdad es que son muy buenas. De todas formas, es mejor salirse a playas de pueblos cercanos, igual de buenas y mucho más solitarias.




La mototaxi, un buen sistema de transporte.

La vuelta a Lima la hicimos del tirón, 18 horas de autobús. Estuvimos mirando para ir a las lineas de Nazca pero cuando nos decidimos ya no había plazas para los sobrevuelos. Queda para la próxima.

Las escaleras de la Plaza de Armas, un buen sitio para ver pasar la ciudad.


Playa limeña

A cambio bajamos hasta Paracas para ver las islas Ballesta y la Reserva de Paracas.
Las islas Ballestas son unas pequeñas islas, no habitadas, famosas por su guano (Excremento de pájaros usados como abono. Hubo hasta guerras por ello). Actualmente el guano ya no se recoge tanto pero a cambio hay muchos leones marinos y sobre todo, muchísimos pájaros.





Pingüino de Humbolt
Es impresionante una playa que llaman la guardería. A ver si sabéis por qué.






Muelle para subir a por el guano

En el camino a las islas se puede ver "el candelabro". Una figura de origen desconocido al estilo de las de Nazca.




La reserva de Paracas es una península desértica. El símbolo era una cúpula de roca llamada la catedral. Ésto es lo que quedó después del terremoto de 2007.


Hacia el otro lado está una de las playas más espectaculares que haya visto. Es la playa de Supay. Eso sí, no la aconseja para bañarse por las fuertes corrientes.




------Siempre dije que no ponía fotos de gente y menos fotos mías. Ésta foto está aquí por las ENORMES PRESIONES y las TERRIBLES AMENAZAS a las que Clara, presente en la foto, me ha sometido. Uno es muy sensible------



Otra playa, que también desaconsejan para el baño por el oxido de hierro, es la playa roja.


Y así se llega hasta Lagunillas. Son unos restaurantes dónde puedes darte un bañito y comer pescado recién pescado (Yo hice ayuno).



Puerto de Lagunillas
De vuelta al pueblo de Paracas.




Y con una foto de la Playa de Paracas termino. Más o menos ésto fue nuestro paseo por Perú. Muy contentos y con muchas cosas pendientes. Hay que volver.




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